Cada vez que participamos en un curso o una charla sobre Scrum salen a flote los cinco valores que todo integrante del equipo debe poseer para poder trabajar con este marco de trabajo de manera óptima, paradigmas de un cambio de cultura necesario para potenciar el trabajo en equipo, la adaptación y el cumplimiento de objetivos.
Pero seamos sinceros, en muchas ocasiones los pasamos por alto debido al estrés cotidiano y a los pasos a producción urgentes, o porque simplemente al estudiarlos los consideramos una diapositiva más antes de que «Venga el contenido real«: Las Ceremonias, los artefactos, los roles.
Bueno, el día de hoy no queremos repasar estos valores (O no al menos al pie de la letra), ni queremos entregarles otra repetitiva capacitación de Agile Fundamentals a quienes asumimos que ya han tenido más de una. Esta vez queremos reflexionar sobre estos cinco valores, y darles a conocer que no son necesariamente exclusivos de un marco de trabajo, sino que como parte de un cambio de mentalidad que podría serles de utilidad para cualquier proyecto.
Y es que no importa si tu proyecto es bajar de peso, construir una casa, vender más o trabajar tradicionalmente en desarrollo de software, los valores de Scrum pueden ser de ayuda para cualquier situación donde debas fijarte objetivos, independiente de si se trata de un proyecto individual o grupal, personal o laboral.
CORAJE
El primer valor está relacionado con la voluntad y la afirmación del actuar. El Coraje, es lo que nos empuja a conseguir nuestras metas y superar las dificultades y obstáculos que aparezcan en el camino. Para ello, debemos tener la templanza de escoger lo correcto en las bifurcaciones, y darnos un tiempo de reflexión donde recordemos siempre lo que queremos lograr.
El Coraje se acompaña con la paciencia en los momentos de duda, y la perseverancia cuando sentimos que nuestros avances son mínimos. Sin importar cuál sea nuestro proyecto, debemos mantenernos firmes con nuestras convicciones, con nuestra moral, y con nuestros objetivos, y entender que, con constancia, podemos materializar nuestra voluntad en resultados tangibles, tanto para nosotros como para un cliente.
ENFOQUE
El segundo valor es aquél que apoya al coraje, la visualización constante de nuestros objetivos: El Enfoque. ¿Enfoque en qué? Pues en los resultados que esperamos lograr con las metas que nos hemos planteado. Y es por eso que es sumamente importante enfocarnos en los resultados que queremos conseguir, tanto al momento de plantearlos como al momento de seguirlos.
Metas imposibles sólo nos llevarán al desgaste y a la frustración, metas demasiado sencillas generarán distracciones y complicarán un avance óptimo. Es por eso que se recomienda fuertemente conocerse a sí mismo, conocer nuestros límites, y trabajar para empujar ese límite, aunque sea un poco cada día.
Si tienes un objetivo escríbelo, tenlo en un lugar donde puedas verlo y evocarlo en todo momento. Un post-it, una foto o incluso un dibujo, algo que esté constantemente recordándole a tu subconsciente lo que quieres realizar. Y si trabajas en equipo, asegúrate de que los objetivos en común sean compartidos, visualizados y entendidos de la misma forma por cada integrante, facilitando así que todos puedan remar en la misma dirección.
Y siempre recuerda usar el coraje para mantener tu enfoque, o en cristiano: Decirle que no a aquello que no te aporte valor para conseguir tus fines.
COMPROMISO
Con los objetivos definidos y enfocados, y con un coraje constante, viene el compromiso: La capacidad que tenemos para entender el valor de nuestros objetivos, y la importancia de su realización (Por lo mismo una correcta definición es clave). Porque cumplir con nuestro proyecto no es solamente alcanzar un número o una cifra, es una serie de consecuencias tanto positivas como negativas que deberemos aceptar como parte del proceso, pocas cosas se obtienen sin sacrificio.
Es por eso que el compromiso se fomenta con un correcto seguimiento de nuestros avances, y cada avance con una retrospección que analice si nuestros pasos han sido correctos o no. En el caso del trabajo en equipo, la solidez de nuestra palabra, y de nuestra confianza en nosotros mismos se verá puesta a prueba con cada paso que damos, y si queremos inspirar a los demás, también debemos ser capaces de inspirarnos a nosotros.
Ya hemos hablado con anterioridad sobre la importancia de hacernos cargo, pero también debemos entender el concepto de «Fateri Errata«, que tarde o temprano cometeremos errores. Y una rápida evaluación de nuestros avances nos permite reconocer posibles fallas o malos pasos que hemos tomado, y de esta forma nos facilita el generar planes de acción para superarnos, y así mantener el ritmo hacia nuestras metas.
RESPETO
Para tocar el cuarto valor es necesario un pequeño recordatorio: Los humanos somos seres sociales, por lo que considerar los tres valores previos sin incorporar las interacciones con terceros supondría un análisis incompleto.
Nuestra libertad acaba donde comienza la de los demás. O, en otras palabras, nuestro comportamiento siempre estará limitado por las respuestas de otros. Por eso el saber ser empático, comunicativo y respetar a quienes nos rodean se vuelven aptitudes que marcan la diferencia. Ya hemos hablado sobre como el mantener un lugar grato de trabajo para nuestros equipos fomentará su productividad, buen trato y a largo plazo su felicidad, lo cual supone múltiples beneficios.
Ahora, si bien el respeto a los demás es un factor importante, no se puede restar valor al respetarse a uno mismo: Lo cual hacemos al reconocer nuestros límites, al decir que no a los malos tratos y a todo aquello que nos quite valor. Pedir ayuda si estás sobrepasado, puede generar ventajas importantes en tu camino, y te recordamos que decir que no, NO es una falta de respeto.
APERTURA
El último valor es la apertura, y es el más complicado de interiorizar, ya que conlleva el prestar oído a creencias o conceptos que van en contra de los nuestros, o de aquellos que creemos «convencionales«.
Y si bien en los párrafos anteriores hemos entregado pasos y formas ordenadas de hacer frente a un objetivo, lo primero a lo que nos debemos abrir es al desorden: A entender los cambios en nuestros pasos, y a que lo que terminemos obteniendo muy difícilmente respetará cada uno de los parámetros que nos convencían en un inicio.
El Mercado es errático, y la vida es caótica, y quien mejor oportunidades obtiene de esta realidad no es ni el más fuerte, ni el más inteligente, sino que quien mejor se adapta a las situaciones. Y para adaptarnos de mejor forma, la comunicación con nosotros mismos, o con nuestros compañeros es crucial.
Y recordamos nuevamente el «Fateri Errata«: Abrirnos al error. Porque como ya mencionamos, nos vamos a equivocar sea cual sea el objetivo. Pero lo importante es no quedarse con esa equivocación, sino que transformarla en algo que nos aporte valor mediante la experiencia y la retrospección.

¡Y hasta aquí el artículo de hoy! Esperamos que esta reflexión sobre los valores base de Scrum te sean de ayuda para aplicarlos cualquier tipo de proyecto que estés llevando a cabo. Cualquier duda, ponte en contacto con nosotros por redes sociales, ¡nosotros felices de ayudarte! Ahora cuéntanos en los comentarios ¿Cuál de estos valores consideras más presente en tu día a día?
Si te interesa aprender más sobre Scrum como marco de trabajo, te recomendamos mucho «Scrum, el arte de hacer el doble de cosas en la mitad del tiempo«. Si quieres aprender sobre dinámicas para reflexionar, te recomendamos «Retrospectivas: Haciendo buenos equipos, mejores«. Y si te interesa contactarte con un equipo que apoye a tu organización a adoptar una cultura más agile, te recomendamos enviarle un mensaje a nuestro partner BlackHat y ver qué opciones tienen para ti.
Un comentario en “Los 5 Valores Scrum aplicados a cualquier proyecto”